Depresión. Algunos apuntes
La depresión es un trastorno mental que afecta a una gran parte de la población: se calcula que aproximadamente el 3,8% de la población mundial sufre este trastorno, lo que supone la no desdeñable cifra de 280 millones de personas. En España se estima que afecta a unas 230.000 personas.
Pero ¿qué es realmente la depresión? Muchas veces oímos a nuestro alrededor o incluso nosotros/as mismos/as utilizamos en alguna ocasión esa expresión de “¡Estoy depre!” cuando tenemos un pequeño bajón anímico. Pero la depresión es mucho más que eso.
En realidad es un trastorno que interfiere significativamente en la vida diaria de quienes la padecen, afectando a todos los ámbitos de su vida. ¿Y por qué? Pues porque ese estado de ánimo decaído se siente durante la mayor parte del día y casi todos los días. Genera también falta de concentración y de interés incluso por las cosas que antes interesaban y se disfrutaban. A esto debemos añadir la falta de energía o fatiga, muchas veces provocada por una alteración en el ritmo del sueño (a veces se sufre insomnio y otras veces lo contrario, es decir, hipersomnia).
No podemos obviar la aparición de pensamientos negativos y catastrofistas que a menudo desembocan en pensamientos relacionados con la muerte e incluso ideaciones suicidas.
Otro síntoma de la depresión es la irritabilidad, o culpabilidad excesiva. En niños y adolescentes es mucho más común que tengan comportamientos más asociados con la irritabilidad lo que puede derivar en comportamientos disruptivos que muchas veces se confunden con otro tipo de problemáticas.
También afecta a otras áreas, como son el cuidado personal, pudiendo producirse un cierto abandono del autocuidado. Suele producirse así mismo un descenso del apetito sexual por una afectación de la libido.
Como vemos, los síntomas son muy variados y afectan a todos los aspectos de la persona (emoción, pensamiento y comportamiento) y a todos los ámbitos (personal, familiar, laboral y social).
¿Cuáles son las causas de la depresión?
Pues una vez más debemos entender que no hay una sola causa que determine que se sufra este trastorno.
Debemos entender que hay diferentes tipos de depresión cuyo origen puede ser muy distinto. Así vamos a encontrarnos con un tipo de depresión endógena, con un mayor componente genético y menos ambiental.
Otras veces la depresión está más motivada por agentes externos, es más reactiva, motivada por ejemplo por la pérdida de un ser querido, o de un trabajo etc.
Por último, nos podemos encontrar con un tipo de depresión, normalmente cronificada que habitualmente se asocia con la forma de ser y con el estrés prolongado.
Si entendemos que hay diferentes orígenes de la depresión, también podemos entender que el tratamiento o modo de enfocar cada caso va a ser diferente. Así, en algunos casos (los menos) el tratamiento farmacológico será lo necesario. La mayoría de las ocasiones, sin embargo, éste no será suficiente, pues deberá acompañarse de una psicoterapia que ayude a la persona a afrontar esa situación vital, a entender sus emociones y a cambiar sus esquemas mentales.
La activación será necesaria (hacer deporte, una adecuada alimentación…) pero entendiendo que la persona que sufre depresión no es culpable de su trastorno, por lo que no debemos presionarle, sino acompañarle. La comprensión por parte del entorno (sin enjuiciar) va a ser una pieza muy importante en su mejoría.
Por tanto, y a modo de resumen, la depresión es mucho más que un momento de tristeza o de decaimiento que tiene tratamiento.
Recurrir a un profesional puede ahorrarnos mucho sufrimiento y eso no significa que seamos débiles, al contrario, lo que denota es que se posee la fuerza necesaria para saber que a veces necesitamos una ayuda externa.