Cada vez son más las horas que pasamos delante del ordenador, tablet, móvil o cualquier otro dispositivo. Y no sólo por trabajo o estudio, sino que pasamos innumerables horas conectados a las diferentes redes sociales.
Este problema se hace aún más patente en la adolescencia, aunque cada vez es más temprana la edad en la que se detectan problemas de «hiper-conexión»
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Los niños y adolescentes no sólo no son ajenos a esta nueva realidad, sino todo lo contrario. Ya no sólo es la televisión sino que cada vez a una edad más temprana los videojuegos y las redes sociales copan la mayor cantidad de tiempo de ocio en estas edades.
Lo que aparentemente es una situación inocua se puede convertir en un grave problema cuando no hay una regularización de este consumo, con normas claras sobre tiempo de juego o conexión a las redes sociales, control parental sobre contenidos a los que tienen acceso, etc.
Hablaríamos de abuso en el momento en que se generan problemas ya sean en el ámbito escolar (notable descenso en su rendimiento), o en familiar, incluso pudiendo generar deterioro general de las relaciones sociales, puesto que en los casos más graves se produce un aislamiento
