Es frecuente que en algún momento de nuestra vida nos sintamos inseguros sobre el amor de nuestra pareja. Cuando queremos a alguien la posibilidad de perder a esa persona puede hacer que sintamos preocupación y cierta angustia o malestar.
En estos casos no estamos hablando de celos obsesivos o de celotipia sino de un miedo a la pérdida, algo que es normal y habitual en los todos los seres humanos.
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Los celos obsesivos más allá de esta preocupación normal. En los celos patológicos el nivel de malestar es muy intenso. y para la persona que los sufre se convierte en un auténtico tormento. En estos casos la preocupación por el otro no es una expresión de amor sino un problema que acaba generando conflictos en la pareja y que en muchos casos rompe la relación o genera conductas violentas y destructivas.
Frecuentemente las personas que sufren celos patológicos pueden no presentar ningún otro problema en su personalidad, salvo la obsesión por estar siendo engañadas por su pareja.
Estos son los síntomas principales de los celos patológicos:
➢ Miedo intenso y permanente a perder a la otra persona.
➢ Pensamientos obsesivos y hostigantes relacionados con la infidelidad o deslealtad de su pareja.
➢ Las ideas sobre el engaño suelen ser fantasiosas y cuando la razón evidencia que no hay motivo para preocuparse, la persona afectada mantiene su desconfianza contra toda lógica.
➢ Conductas obsesivas dirigidas a comprobar el engaño: La persona celosa busca muestras de la infidelidad y para ello llega a vigilar a su pareja o a violar su intimidad registrando sus bolsillos, controlando su emails o su móvil en busca de pruebas que confirmen sus sospechas de engaño.
➢ Exigencias de exclusividad hacia la pareja: La persona celosa puede llegar incluso a tener rabia o envidia hacia los compañeros de trabajo, amigos o familiares de su pareja.
➢ Estado de ánimo bajo llegando incluso a tener cuadros depresivos leves e intermitentes o una depresión.
